Por eso, las palabras de Jesús deben tomarse como una preferencia y como una elección decisiva.
[5] La sentencia final supone la doctrina de Jesús según la cual sus discípulos son la sal y la luz del mundo.
Si pierden su esencia, no sirve para salar o iluminar: «Necesitas vida interior y formación doctrinal.
Pide al Señor que siempre seas ese buen condimento en la vida de los demás».
Este versículo es de gran importancia para los grupos anabaptistas como los hutterites y las Bruderhofs que lo interpretan como un llamado a vivir sin propiedad o posesiones privadas.