Debido a la pandemia de Covid, muchas actividades fueron suprimidas, aplazadas o modificadas en forma y fecha.
Los miles de malagueños congregados en las inmediaciones de la catedral irrumpieron en aplausos y vivas a la Virgen cuando María Santísima del Rocío llegó a las inmediaciones del templo.
Le siguió el Redentor del Mundo, maniatado y sin la cruz; el crucificado de los Milagros, que prescindiendo de andas iba a hombros de sus hermanos, la Soledad de San Pablo, nimbada con resplandor, y, por último, Jesús Cautivo flanqueado en su pequeño trono con cuatro grandes tulipas, hizo que las personas allí congregadas irrumpieran en continuos aplausos y vítores a la imagen esculpida por Martín Simón.
Dado que la primera eucaristía se celebraba en el templo a las nueve horas, rápidamente todas las andas quedaron instaladas en la zona del trascoro, procediéndose al desalojo de los portadores y el limitado número de personas que habían sido autorizadas para estar presentes en evitación de aglomeraciones.
En la tarde de ese día, algo desapacible, y con un intervalo de cinco minutos a contar desde las 18:00 horas, las distintas imágenes abandonaron la Catedral rumbo a sus respectivas sedes canónicas.
Se acordó que todas estas salidas y el paso adyacente por las calles cercanas al primer templo las celebraran las distintas corporaciones con el acompañamiento de coros y capillas musicales, para evitar así los acoplamientos que irremediablemente se iban a producir con las intervenciones de las bandas y agrupaciones.