En el Rastro se venden toda clase de productos y antigüedades como libros, monedas, sellos, vinilos, memorabilia, ropa, muebles, lámparas, cerámicas, relojes, revistas, juguetes, postales, plantas, etc. entre otros.
Pese a sus traslados, la memoria colectiva ciudadana lo sigue vinculando a la Alameda Vieja, por lo singular del entorno y ser el lugar donde más tiempo ha estado ubicado.
[2] El origen del actual Rastro se remonta a 1945, cuando varias decenas de personas quedaban los domingos para intercambiaban cromos, estampas, tebeos o novelas en la plaza Arboledilla y, posteriormente, en calle Bodegas, junto a La Escalerilla del Teatro Villamarta.
A comienzos de los años 80, con el primer ayuntamiento de la democracia, se decidió reorganizar el Rastro, ubicándolo en la Alameda Vieja y gestionando directamente los puestos.
Los puestos se distribuyeron de forma temática entre sus vías principales: la plaza del Mercado, la calle Muro y la Plaza de la Merced.