Apenas recibiendo su nombramiento, Fray Rafael José Verger solicita al monarca trasladar la capital del Obispado a Monterrey, única población digna de ella en ese momento histórico.Este edificio, conocido comúnmente como el Obispado, tiene un gran valor histórico y arquitectónico.La primera restauración se realizó en 1946 y diez años después, en 1956, fue inaugurado como museo.El Obispado destaca por sus grandes dimensiones, así como por la solidez y altura de sus muros.La talla de su fachada principal en estilo barroco y su estípite (columna o pilastra copiramidal invertida) hacen resaltar la grandiosidad de la cúpula que posiblemente fue terminada entre 1853 y 1857.