Su subordinado es el Cabo Lopecito (un policía bajito con marcado acento cordobés), movilizándose ambos en un jeep; la mascota del Comisario es su perro Boby.
García Ferré refleja en el Comisario una imagen humorística aunque afectuosa tanto de la Policía Federal Argentina, como del habitante del Litoral, mostrándolo como un hombre tradicionalista, al que frecuentemente se lo ve tomando mate, y que trata de vos a todo el mundo con gran familiaridad (típica costumbre de las provincias mesopotámicas argentinas y del Paraguay).
Es noble y justo, aunque un tanto autoritario, y su labor como agente del orden no es del todo efectiva, necesitando frecuentemente la ayuda de Hijitus para poner a los villanos tras las rejas.
El propio Pelusa Suero contó, en varias entrevistas, que los orígenes del Comisario como personaje, se remontan a su época en el recordado programa radial humorístico La Revista Dislocada.
Apenas el actor le presentó esta idea a García Ferré, este último la consideró bastante graciosa para la tira animada de Hijitus, transformando a aquel relator en el icónico representante de la ley y el orden que conocemos hasta nuestros días.