El terreno fue adquirido por el Estado peruano en 1926 para alojar y dar refugio a los tacneños que optaron por permanecer luego de Guerra del Pacífico en 1879.
[2] Esta porción de tierra ha generado conflictos y roces entre los países vecinos desde hace décadas.
En la actualidad, el terreno se encuentra en desuso aunque el gobierno peruano posee proyecciones de construir una sede consular,[3][4] un museo y un centro cultural en dicho lugar.
[7] Por su parte, ambos gobiernos explican que la recuperación de los bienes peruanos como dicho lugar se encuentran pendientes de determinación por la Corte Internacional de Justicia, en el marco del litigio sobre frontera terrestre entre Perú y Chile.
Mientras tanto, Perú indica que el terreno no se encuentra abandonado y su uso seguirá destinado a la construcción del Centro Cultural del Chinchorro y no para cuestiones militares.