María Antonieta cruzó la puerta de la Conciergerie dirigida por el verdugo Henri Sanson (hijo de Charles-Henri Sanson, quien había ejecutado previamente a su esposo Luis XVI el 21 de enero del mismo año), y se dirigió a la cour du Mai, donde se hallaba estacionada una carreta tirada por dos percherones, cuyo único asiento trasero consistía en una tabla de madera colocada sobre ejes.
María Antonieta descendió rápidamente, sin necesidad de apoyo, con las manos atadas.
Henri Sanson cogió la cabeza de María Antonieta por el cabello y la mostró al público gritando "¡viva la República!".
La multitud, al igual que en la ejecución de Luis XVI, permaneció en silencio, dispersándose rápidamente.
Su cuerpo fue bajado del cadalso y transportado al cementerio de la Magdalena con la cabeza entre las piernas.
Previamente, Madame Tussaud realizó una máscara mortuoria de María Antonieta.