Un día Garm lo despierta anunciándole la intromisión en la granja de un gigante, llegado del Norte, corto de vista y un poco sordo, que se ha extraviado en su paseo, y que, entre otros destrozos, ha pisado a la vaca Galatea dejándola chata como una estera.
Éste cree que le ha picado un insecto y huye del lugar.
Todo marcha bien para el granjero hasta que entra en escena un dragón, llamado Crisófilax Dives.
Enterado el rey, acude a Ham para reclamar como suyas las riquezas del dragón, pero éste incumple la promesa al no regresar.
Egidio, tras negarle el tesoro al rey, y con la ayuda de Crisófilax, crea su propio reino.