La creación de dicha cavidad será entrópicamente y entálpicamente desfavorable, dado que las moléculas del disolvente se localizan en regiones más pequeñas, y hay menos interacciones disolvente-disolvente.Esto es entálpicamente desfavorable, puesto que se rompen interacciones soluto-soluto, pero entrópicamente favorable.El efecto del disolvente no es sólo debido a su acidez o basicidad, sino también a su constante dieléctrica y su habilidad para solvatar preferentemente y entonces estabilizar ciertas especies en el equilibrio ácido-base.En la tabla anterior puede verse que el agua es el disolvente más polar, seguido por el DMSO y luego el acetonitrilo.Considérese el siguiente equilibrio de disociación ácido: El agua, al ser el disolvente más polar listado anteriormente, estabiliza las especies iónicas en mayor grado de lo que lo hacen el DMSO o el acetonitrilo.Varios compuestos 1,3-dicarbonílicos pueden existir en las siguientes formas tautoméricas como se muestra a continuación.Si el estado de transición es estabilizado en mayor medida que el material inicial, la reacción procede más rápidamente.Si el material inicial es estabilizado en mayor medida que el estado de transición, la reacción procede más lentamente.[7][10] Los efectos del disolvente en las reacciones de sustitución nucleofílica y eliminación fueron estudiados originalmente por Hughes e Ingold.[7] A continuación, Hughes e Ingold elaborarion ciertas suposiciones que podían hacerse acerca del grado de solvatación que podía esperarse en estas situaciones: El efecto aplicativo de estas suposiciones generales se muestra en los siguientes ejemplos: El disolvente usado en las reacciones de sustitución determina inherentemente la nucleofilicidad del nucleófilo; este hecho se ha vuelto más evidente puesto que más reacciones son llevadas a cabo en fase gaseosa.Esta relación es acorde con la ecuación ΔG = -RT ln K (energía libre de Gibbs).El factor determinante cuando tanto los mecanismos SN1 y SN2 son viables es la fuerza del nucleófilo.