[23] Cuando el CO2 se disuelve produce cambios químicos en las aguas marinas que llevan a una disminución en su pH, haciéndolas más acídicas.
La Pequeña Edad de Hielo fue un periodo desde aproximadamente 1550 a 1850 durante el que el mundo experimentó temperaturas relativamente más frescas comparadas con el presente.
Posteriormente, hasta cerca de 1940, los glaciares alrededor del mundo retrocedieron ya que el clima se calentó sustancialmente.
El área de la banquisa seguirá disminuyendo en el futuro, según los modelos informáticos, aunque no hay consenso sobre cuánto se derretirá durante los veranos.
Hasta el momento los análisis científicos no han detectado que jamás el océano Ártico se deshelase estacionalmente durante los últimos 700 000 años, a pesar de haber existido períodos más cálidos.
[55] El nivel del mar no subirá uniformemente en todas partes de la Tierra, e incluso bajará ligeramente en algunos lugares, como el Ártico.
[59][60] Los entornos naturales como los ecosistemas marinos también se ven afectados, con peces, aves y plantas que pierden partes de su hábitat.
[61] La circulación oceánica o termohalina es muy importante por su participación en el flujo neto de calor desde las regiones tropicales hacia las polares, sin la que no se comprendería el clima terrestre.
[64] Esta corriente se puede describir como un flujo de agua superficial que se calienta en el océano Pacífico y el Índico hasta el Atlántico, en cuyas latitudes tropicales sigue recibiendo calor, para finalmente hundirse en el Atlántico Norte, retornando en niveles más profundos.
Esto afectaría particularmente a áreas como Escandinavia y Gran Bretaña, que son calentadas por la corriente del Atlántico Norte.
Este cambio produce interrupciones significativas en los sistemas naturales, originando perturbaciones sociales y económicas, capaces de poner en riesgo la humanidad.
[105] Incluso si esto se lograse, las temperaturas globales permanecerían cercanas a su nivel más alto por muchos siglos.
[108] Existen muchas estimaciones que han sido publicadas sobre los beneficios económicos netos y los costos del cambio climático en todo el mundo.
[110] En 2013, Rachel Kyte, vicepresidente para Desarrollo Sostenible del Banco Mundial anunció que el costo económico por los desastres naturales aumentó cuatro veces desde 1980.
[118][119] En los países en desarrollo, los más pobres suelen vivir en llanuras de inundación, porque es el único espacio disponible, o tierras agrícolas fértiles.
La fusión de hielo ártico puede abrir el paso del Noroeste en verano, lo que reduciría en 5000 millas náuticas (9000 km) las rutas marítimas entre Europa y Asia.
Por esto, diversos doctores han anunciado[120] que el calentamiento global podría significar un incremento en el número de enfermedades relacionadas con el corazón.
[121] Por otro lado, este aumento de temperatura provocará a su vez un descenso en la mortalidad causada por el frío extremo que se produce en algunas regiones del planeta en el periodo invernal.
También otras enfermedades, como la malaria podrían reaparecer en zonas que comprendan a países desarrollados, como Europa, cuya última epidemia tuvo lugar en los países bajos en 1950, y los Estados Unidos, en los cuales la malaria ha sido endémica en al menos 36 estados hasta 1940.
La producción de trigo y maíz a nivel mundial se ha visto afectada por el cambio climático.
Ha habido una mortalidad vinculada al cambio de frío a calor en algunas regiones como resultado del calentamiento.
Sus efectos se observan en más regiones que antes, en todos los continentes y a lo largo de zonas oceánicas.
Por la disminución del agua estos pueblos pierden su terreno cultural y forma de vida por generaciones, donde múltiples culturas han creado formas sociales, culturales y artísticas en torno al ecosistema,[152] causando un desplazamiento de pueblos indígenas a ciudades desarrolladas.
La degradación continua del permafrost probablemente conducirá a una infraestructura inestable en las regiones árticas o Alaska antes de 2100.
El informe considera tres escenarios diferentes, dos con una perspectiva aproximada de 30 años, y otra para el período posterior a 2100.
[165] Estas interrupciones tienen repercusiones negativas en el aprendizaje, así como en la salud física y mental de los estudiantes.
Al proporcionar a los estudiantes las habilidades necesarias para responder y adaptarse a los desastres climáticos, la educación no solo reduce la vulnerabilidad de las personas al cambio climático, sino que también los empodera con la capacidad de innovar y encontrar soluciones.
[166][167] Además, las personas con mayores niveles de educación tienden a reconocer más plenamente los desafíos que plantea el cambio climático, adoptan comportamientos más favorables al medioambiente y muestran una mayor preferencia por políticas que respondan a la crisis climática.
A nivel internacional, la importancia de la educación y la formación en la lucha contra el cambio climático ha sido ampliamente reconocida.
[169] Sin embargo, es importante no ignorar que el sector educativo también está siendo profundamente afectado por el cambio climático y los desastres naturales.