El efecto Schlieren —del alemán, en singular Schliere, que significa raya— es el conjunto de no homogeneidades de un material transparente, no visibles para el ojo humano.
Se comenzó a estudiar tal efecto, al aparecer la necesidad de desarrollar lentes de gran calidad, que no presentaran estas no homogeneidades.
El efecto schlieren fue observado por vez primera por Robert Hooke[1] en 1665 con una gran lente convexa y dos velas.
Una vela sirvió como fuente de luz, la otra, producía el aire caliente ascendente, que observaba con su sistema.
En el sistema convencional,[3] diseñado para detectar el efecto en el vidrio utilizado para hacer las gafas y otras lentes, se utiliza una fuente de luz puntual para iluminar el objeto a observar.