Edith de Wilton

[1]​ Bajo la dirección de san Dunstán, Edgar hizo penitencia por su delito no llevando la corona durante siete años.La ofreció nombrarla, aun siendo niña, abadesa de tres comunidades diferentes, pero ella eligió quedarse con su madre en Wilton.Afirma que cuando Dunstán abrió la tumba, en la presencia de su madre, sus "fragrantes perfumes exhalaban el aliento del paraíso".Sin embargo, la fecha del acontecimiento es dudosa, pues Dunstán murió solo cuatro años después de Edith.Se ha sugerido que Goscelin eligió para realzar la historia de Edith al asociar a Dunstán.Goscelin dice que en una ocasión, mientras cruzaba el mar del Norte desde Inglaterra hasta Dinamarca con su flota, Canuto sufrió una terrible tormenta, y temiendo por su vida le rezó a Edith.La tormenta se calmó, y a su regreso a Inglaterra, Canuto visitó Wilton para darle las gracias por su rescate, "con solemnes regalos, y publicó este gran milagro con testimonios prolíficos", en consecuencia ordenó un santuario dorado para Edith que debía erigirse en Wilton.[1]​[9]​ Edith se convirtió en el centro de un gran culto en Wilton y también una importante santa nacional.Data del período 975–984, contiene un retrato de ella, mostrándola en pie con una mano alzada y la otra sosteniendo un libro.
Miniatura de Edith de Wilton en una genealogía real del siglo XIII . Autor desconocido.