Estudió en la École nationale supérieure des beaux-arts de París, donde fue discípulo de Jules-Élie Delaunay y Gustave Moreau.
Su obra muestra un fuerte idealismo, con temáticas frecuentemente de inspiración medieval y cuadros en los que combina la pintura con elementos esculpidos.
[2] Por lo general elaboró escenas religiosas o basadas en leyendas, en las que se trasciende un intenso misticismo: Alma del bosque (1898, Museo de Bellas Artes de Nantes), Serenidad (1912, Museo Sainte-Croix, Poitiers).
Además de sus cuadros simbolistas pintó también retratos, paisajes y bodegones.
Desde 1900 su estilo se volvió más decorativista, con lo que perdió en esencia simbólica.