Edda Fabbri
Más adelante, durante las décadas del 60 y 70, estudió en la Facultad de Medicina donde se insertó en el movimiento estudiantil contestatario.En este momento, tuvo una hija llamada Rosario junto a su pareja.[3] Actualmente, trabaja en diversas publicaciones periódicas y desde el año 2000 colabora en el Semanario Brecha.[4] Este libro ha sido analizado por diversos académicos como una pieza en el límite entre la literatura testimonial y la autoficción.Fabbri elige no centrarse en los hechos y desconfiar de los recuerdos, para construir un relato hecho de fragmentos, entendiendo que: “La memoria no es lo que pasó, son sus huellas”.