[3] La región, unida económicamente a Alemania, sufrió económicamente con la separación de esta —a pesar del antigermanismo político intenso de los habitantes polacos— y con las siguientes malas relaciones con el país vecino durante gran parte del periodo republicano.
[4] En la antigua zona austrohúngara, Galitzia, la población era abrumadoramente rural y el escaso comercio e industria de la región estaban en su mayoría en manos judías.
[5] El periodo de posguerra se caracterizó por la inestabilidad económica, el desempleo y la gran inflación.
[1] Polonía contaba con importantes minorías, que formaban alrededor del 30 % de la población.
[7] Su estructura económica era prácticamente opuesta a del resto de la población: dedicada al comercio, la artesanía, la cultura o la comunicación, su presencia en la agricultura era casi nula, a diferencia de polacos, bielorrusos, lituanos, ucranianos o, incluso alemanes.
[9] Su destacado papel económico se debía principalmente a razones históricas: se habían asentado en Polonia por invitación de los monarcas polacos para desarrollar el comercio y la industria, actividades desdeñadas por la nobleza polaca.
[7] Bielorrusos y ucranianos solían ser ortodoxos o católicos de rito griego.
[15] El consiguiente déficit presupuestario llevó a la impresión de nueva moneda, lo que suscitó una depreciación del złoty.
[16] Las medidas gubernamentales de 1924 para atajar la inflación causaron este notable aumento del desempleo que afectó al país durante casi un lustro.
[1] La llegada de la Gran Depresión al país mostró la fragilidad del desarrollo anterior: el poder adquisitivo de la población era bajo como para sostener por sí solo la economía, como lo era también el presupuesto del Estado, equilibrado pero escaso.
[1] La industria, muy afectada por la guerra mundial, con un mercado interior escaso y muy orientada a los vecinos hostiles políticamente al país (Alemania y la URSS), tuvo complicada la obtención de nuevos mercados, especialmente una vez que estalló la crisis económica mundial con su tendencia a la autarquía.
[18] La crisis en la agricultura en un país profundamente rural[1] acrecentó los problemas de sobrepoblación en el campo, a la que acompañaban el subempleo, el bajo consumo y el desequilibrio en la propiedad de la tierra, que en algunas zonas tendía además al minifundio.
[1] El rápido crecimiento de la población rural hubiese hecho vana una reforma agraria sin una simultánea industrialización.
[19] Además de las diferencias regionales (mayor producción en el oeste y el centro del país), la productividad agrícola se caracterizó por su bajo nivel comparado tanto con Europa en general como con los países del entorno.