Las políticas de gobierno de desviar ingresos a los partidarios claves del régimen, mientras se mantenía un gran cuerpo militar y de seguridad interna empeoraron aún más las finanzas y dejaron al ciudadano común iraquí enfrentado a graves privaciones.
Desde 1999 se le autorizó a Irak exportar cantidades ilimitadas de petróleo para financiar sus necesidades humanitarias, entre las que se incluyen los alimentos, las medicinas y las piezas para reparar la infraestructura.
Las exportaciones de petróleo varían según el régimen, alternadamente, inicia o detiene las exportaciones pero, por lo general, las exportaciones de petróleo alcanzan hoy a tres cuartos del nivel que tenían antes de la guerra del Golfo.
El gobierno anuló su programa de colectivización de granjas en 1981, lo cual permitió que la empresa privada adquiriera una función más amplia en la industria agrícola.
De momento se encuentran bajo construcción grandes y modernas granjas ganado, productos lácteos y aves de corral.