Bajo su mandato el territorio se encontró con un período muy próspero, gracias a la conjunción favorable del mercado del mármol, que fue altamente solicitado por las cortes renacentistas de la época.
Alberico I, consciente de que su territorio estaba rodeado por vecinos más poderosos e influyentes que él, decidió someterse al Sacro Imperio Romano de Carlos V (1554).
Su hija María Beatriz Ricarda de Este por lo tanto recibió el gobierno en ambos territorios, que de todos modos quedaron como dos estados y entidades separados hasta su muerte.
Como cambio administrativo definitivo, en 1806 el emperador francés dio el ducado de Massa y Carrara al principado de Lucca y Piombino, gobernado por su hermana mayor Elisa Bonaparte.
Con la caída del régimen napoleónico, el Congreso de Viena reasignó a María Beatriz todos los territorios que habían sido sustraídos.