Dromaius novaehollandiae minor

Su pariente más cercano pudo haber sido el también extinto emú de Tasmania (D. n. diemenensis), siendo ambas subespecies una única población hace 14 000 años, cuando las islas aún estaban conectadas.La puesta era de siete a nueve huevos y posiblemente eran incubados por ambos padres.Ambos llegaron a la isla King en 1802 como parte de la expedición Baudin que en 1804 envió a Francia varios emúes, entre vivos y disecados, provenientes de las islas King y Canguro.La caza excesiva e incendios forestales provocados posiblemente llevó a la extinción a la población silvestre alrededor de 1805 mientras que los ejemplares en cautiverio en París, probablemente los últimos representantes de su taxón, murieron en 1822.[4]​ Para aumentar la confusión existente está el hecho que los franceses en aquel entonces se referían tanto a emúes como casuarios por el vocablo casoars.[7]​ Sin embargo William Vicente Legge empleó el nombre Dromaius bassi para estos mismos restos aunque en una fecha posterior.[8]​ En 1907, Walter Rothschild declaró en su libro Extinct Birds que los restos descritos por Vieillot eran en realidad de emú común y por lo tanto el nombre D. ater no era válido.[9]​ El ornitólogo aficionado australiano Gregory Macalister Mathews creó más nombres en la década de 1910 incluyendo un nuevo nombre de género, Peronista, ya que creía que las aves encontradas en las islas King y Canguro eran genéricamente distintas al emú común.[10]​ Sin embargo, posteriormente se afirmó que los restos subfósiles encontrados en las islas King y Canguro no eran visiblemente diferentes a otros emúes y por lo tanto pertenecían al mismo género.En 2011 un estudio genético del ADN mitocondrial y nuclear realizados en cinco huesos de emúes de la isla King concluyeron que constituían una subespecie del emú común pasando a llamarse Dromaius novaehollandiae ater.Anteriormente la isla King era parte de una puente de tierra que unía a Tasmania con el continente pero el aumento del nivel del mar tras la última glaciación finalmente aisló la isla.Además los restos fósiles provenientes de Tasmania muestran emúes con un tamaño intermedio entre las poblaciones del continente y los que habitaron la isla King.En comparación a sus parientes, su plumaje era más oscuro siendo negro en el cuello y cabeza mientras que en el resto del cuerpo era negruzco mezclado con marrón.Preferían las áreas con sombras cercanas a lagunas y costas en lugar de espacios abiertos.[20]​ Cuando el capitán Matthew Flinders llegó a la isla en 1802 no encontró emúes sin embargo, su naturalista Robert Brown examinó su estiércol y determinó que se alimentaban principalmente de bayas de la especie Leptecophylla juniperina.También menciona que las madres protegían a sus crías de los cuervos con su pico; sin embargo, este comportamiento es conocido en la actualidad por ser estrictamente masculino.[5]​ Los europeos descubrieron el emú de la isla King cuando la tripulación del Lady Nelson, comandada por John Murray, visitaba la isla en enero de 1802 aunque solo fue mencionado por los marineros sin entrar en mayores detalles.[5]​ Poco después y ese mismo año, la isla fue visitada por el capitán Nicolas Baudin durante la expedición francesa de 1800-04 que tenía como principal objetivo cartografiar la costa de Australia.[11]​ Durante el viaje varios ejemplares murieron debido a las ratas, cucarachass y el mal tiempo mientras que otros debieron ser alimentados a la fuerza para evitar que murieran de hambre.En total, Le Géographe llegó a Francia con 73 animales vivos de diferentes especies.Por otro lado, Perón afirmó que los ejemplares llevados eran distintos a los del continente australiano pero no indica si eran distintos entre sí o cual era su origen por lo que este fue misterio por más de un siglo.Además su metatarso derecho se dañó mientras el ave vivía y no sanó correctamente.Los polluelos, en cambio, pudieron haber sido basados en los del emú común ya que no se tiene registro de algún ejemplar juvenil vivo recogido en la expedición.Péron describe como los perros fueron entrenados a propósito para cazar emúes e incluso el mismo Cooper afirmó haber matado a nada menos de 300 emúes por sí mismo.[5]​ Posteriormente, en 1967 y cuando el emú de la isla King aún solo se conocía por restos prehistóricos, James Greenway teorizó que pudieron haber sido exterminados por nativos y especuló que los incendios iniciados por hombres prehistóricos o por relámpagos pudieron haber sido los responsables de su extinción.En este momento, el emú común estaba amenazado por la caza excesiva y Greenway advirtió que podría terminar compartiendo el mismo destino que sus parientes isleños si no se tomaban medidas.
Cartucho de un emú junto a otras aves.
Dibujo de C. A. Lesueur de 1807 de la cabeza, alas y plumas de un ejemplar de emú, posiblemente esta subespecie.
Ilustración de espécimen llevado al Museo de Historia Natural de París , por L. P. Vieillot.
Comparación del tamaño del emú continental con uno de la isla King.
Comparación de cráneos de emúes comunes (A, B y C) y emúes de la isla King (D y E)
Ilustración de Keulemans (1911) basada en las pieles conservadas en París.
Dos pequeños emúes y otros animales fuera del castillo de Malmaison , frontispicio de la portada del informe de la expedición Baudin .
Esqueleto montado, en el Real Museo Zoológico de Florencia.
Autorretrato de Lesueur acostado sobre una jaula con aves en Le Géographe .
Ilustración de 1807 por Lesueur mostrando una «pareja con ejemplares juveniles».
Bocetos preparatorios para la ilustración de 1807
Grabado de Lesueur de 1807 mostrando focas y cazadores de focas en la isla King.