Doroteo Fernández nació en Huelde, pueblo de la montaña leonesa desaparecido bajo las aguas del pantano de Riaño.
Al acabar la guerra civil regresó a León para hacerse cargo de la cátedra de la Sagrada Escritura en el seminario leonés.
[2] Doroteo Fernández, como administrador apostólico de la diócesis de Santander, basándose en una comisión técnica que nombró para el examen de las apariciones de Garabandal, publicó dos notas, en agosto y noviembre de 1961, en las que se manifestaba que no constaba la sobrenaturalidad de dichas apariciones.
Doroteo Fernández escribió sobre este hecho: «Ha sido éste un acto de exquisita caridad para con vosotros, que merecéis un obispo con plenitud de facultades y para conmigo».
Está sepultado en la catedral pacense.