A Dorcas posiblemente se la conocía por los dos nombres, pues entonces no era extraño que los judíos tuvieran un nombre hebreo y otro griego o latino, especialmente aquellos que vivían en un puerto marítimo, como era el caso de Joppa, en donde la población se componía tanto de judíos como de gentiles.
O puede que Lucas haya traducido el nombre para el beneficio de los lectores gentiles.
O, tal vez, simplemente acudieron a Pedro en busca de consuelo.
Siguiendo un procedimiento similar al que usó Jesús cuando resucitó a la hija de Jairo (Mr 5:38-41; Lu 8:51-55), después de hacer salir a todos del aposento superior, Pedro oró y dijo: «Tabita, ¡levántate!».
Dorcas abrió sus ojos, se incorporó y tomó la mano de Pedro para levantarse.