En 1875 él concluyó que los restos eran coespecíficos con P. validus y al mismo tiempo le dio un nombre de género propio a la especie: Doratorhynchus, del griego dory, "lanza" y rhynchos, "hocico", refiriéndose a la forma de la mandíbula, y por lo tanto el nombre de especie completo sería Doratorhynchus validus.
Más tarde se hizo claro que la vértebra, interpretada como una caudal por Seeley, era una vértebra cervical e indicaba que formas de cuellos muy largos ya existían a finales del Jurásico (Titoniense) o principios del Cretácico (Berriasiense).
Se sugirió que Doratorhynchus era un miembro basal de la familia Azhdarchidae.
Sin embargo, en 1995 Stafford Howse y Andrew R. Milner concluyeron que Seeley al haber excluido la falange se había quivocado al renombrar a P. validus y por lo tanto Doratorhynchus debería ser considerado un nomen vanum.
Asimismo, en su opinión la falange no era lo suficientemente diagnóstica como para merecer un nombre científico y sólo era asignable como un Pterodactyloidea incertae sedis.