Esta teoría ha acompañado a Internet desde sus inicios, y fue objeto de crítica ya en 1995 por el colectivo Critical Art Ensemble.
[3] La realidad ha dado la razón a los ciberutópicos sobre la potenciación de la libertad en algunos aspectos como: Sin embargo las nuevas tecnologías de las comunicación, como han indicado diversos autores, tienen aspectos que atentan contra la libertad del individuo:[8] Estos aspectos han provocado el crecimiento del número de ciberescépticos o ciberrealistas (forma de tecnorealismo) argumentando que el poder adapta sus tácticas usando tecnologías para responder a las amenazas.
[13][14][15] Esta ideología creía que el cambio tecnológico revolucionaría los asuntos humanos, y que la tecnología digital en particular - de la cual Internet no sería sino un modesto precursor - incrementaría la participación democrática, la vida asociativa y la libertad personal, liberando así al individuo del rígido abrazo del gran gobierno burocrático.
Por lo tanto, a los tecno-utópicos frecuentemente les desagrada las regulaciones gubernamentales y creen en la superioridad del mercado libre.
Prominentes "oráculos" del tecno-utopismo incluyen a George Gilder y Kevin Kelly, un editor de Wired quien ha publicado también varios libros.
Además, los gobiernos autoritarios no tienen complejo en aplicar censura ya sea directa o indirecta (por ejemplo, pagar a personas para que troleen, presionar a personas para que no publiquen cierto tipo de opiniones).
Por otro lado, pensar que sortear las instituciones es, por defecto, empoderamiento o liberación es equivocado.
[17] Lanier establece que la "consciencia está intentado quedarse fuera de la existencia".