La referencia más antigua a esta expresión proviene del inglés del siglo XIII durante los estatutos decretados por el rey Enrique III (r. 1216-1272), denominado Assisa panis et cervisiæ.Los panaderos o elaboradores de cerveza que daban sus medidas por debajo de lo estipulado a sus clientes podían ser sometidos, mediante este decreto, a severos castigos.[1] Para prevenir el error de ser tomado como tramposo y evitar perder una mano en ejecución pública, los panaderos asignaban al público en general 13 panes por el precio de 12, denominándolo como docena.Uno de los razonamientos más comunes durante la época era que al incluir 13 unidades en lugar de 12, intentaban prevenir "quedarse cortos" y que al poner 13 se previniera que no llegaran 12, debido a múltiples causas como: mal estado de una pieza, que fuera comida o quemada, etc. de esta forma se minimizaba el error mal interpretado.Aunque ya no existe el temor medieval de los panaderos, la docena del panadero se mantiene en el mundo anglosajón en empaques de galletas y otros productos panificados.
Trece objetos esféricos empaquetados en un espacio rectangular, con una secuencia: 4+5+4 logrando un
cociente de aspecto
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