Las personas del colectivo LGBT+ en Papúa Nueva Guinea se enfrentan a desafíos legales y sociales no experimentados por otros residentes.
Otros actos sexuales entre personas del mismo sexo pueden ser castigados con hasta tres años de prisión.
[2] En 2011, el gobierno informó a las Naciones Unidas que no tiene intención alguna de despenalizar la homosexualidad.
Personas LGBT han informado que enfrentan discriminación en su vida cotidiana, y con frecuencia, dificultades para encontrar puestos de trabajo.
[5] El primer ministro Peter O'Neill explicó que había "fuertes sentimientos" en contra de la homosexualidad en el país, en "aceptar aún esa apertura sexual".