Dinora Doudtchitzky
Posteriormente dejó también el grabado y comenzó a explorar la técnica de esmalte sobre metal.En este nuevo formato, siguió desarrollando temáticamente la imagen de la ciudad, tema que marcó significativamente su desarrollo anterior en el grabado y está presente a lo largo de toda su obra.En referencia a esto, ella misma ha señaló: “Con lo mínimo he logrado buscar lo máximo”,[2] reflejando la síntesis plástica que acompañó su manera de representar y la capacidad creadora que le otorgaron un inconfundible estilo personal.En este contexto, destaca la insistencia por evocar la memoria del origen, los primeros años en su Odessa natal, la mirada aérea del paisaje, casi onírica, y los Rostros que reiteran un imaginario particular.Los grabados tardíos, en cambio, "presentan una composición más compleja del paisaje, tanto formal como cromáticamente, y conformados por la recolección de variados elementos extraídos de sus propias observaciones, vivencias y recuerdos[1]".Su amigo y colega, Emilio Ellena, comentó sobre su trayectoria:La primera vez que vi un conjunto numeroso de grabados de Dinora fue al llegar a Chile en 1964.En algunas es posible identificar imágenes que derivan de su niñez; otras, recuerdos más cercanos.