En 1914, al estallar la Primera Guerra Mundial, prestó sus servicios profesionales a la Cruz Roja francesa.
El año siguiente editó su Psicopatología de Bolívar, obra que perturbó el ambiente intelectual venezolano por su «escandalosa resonancia».
Carbonell regresó a Venezuela en 1916 y fijó su residencia en la ciudad de San Cristóbal, donde ejerció su profesión.
Luego, se trasladó a Mérida para cumplir iguales funciones e instaló una clínica privada.
Cinco años más tarde, fue nombrado embajador en Colombia, cargo que ejerció también en Bolivia en 1939 y en México en 1941.