Se trata de una diócesis latina, inmediatamente sujeta a la Santa Sede.
En Saint-Avold se encuentra la basílica de San Nabor.
La diócesis de Metz fue erigida probablemente a finales del siglo III; la antigua tradición, atestiguada por los catálogos episcopales ya en el siglo VIII, reconoce a san Clemente como el primer obispo.
Hacia finales del siglo VI el cristianismo logró extenderse y consolidarse: en esta época, las fundaciones monásticas se hicieron frecuentes en todo el reino franco.
Los reyes consideraron que el Concordato de Worms ya no era aplicable para la diócesis de Metz y en virtud del Concordato de Bolonia (1516) comenzaron a nombrar obispos, que sin embargo no fueron reconocidos por la Santa Sede.
Durante la Revolución francesa el último príncipe-obispo, el cardenal Louis-Joseph de Montmorency-Laval (1761-1802) tuvo que abandonar su sede para huir a Alemania.
En 1871, tras la guerra franco-prusiana de 1870, la diócesis pasó a formar parte del Imperio alemán.
Sin embargo, debido a un acuerdo tácito entre Alemania y la Santa Sede, las disposiciones cultuales del concordato de 1801 se mantuvieron sin cambios.