Diágoras de Rodas

Descendiente del rey de su ciudad natal, Damágenes, se hizo famoso por triunfar en varias ocasiones en los cuatro grandes juegos griegos: olímpicos, nemeos, ístmicos y píticos.

Píndaro cantó su victoria en el pugilato en el año 464 a. C., en la Séptima Olímpica y se le levantó una estatua en Olimpia, obra del escultor Calicles.

Ya anciano tuvo la satisfacción de ver a sus dos hijos Damageto y Acusilao vencedores en los Juegos Olímpicos.

Se cuenta que justo tras ser coronados, sus hijos lo cogieron en hombros y lo pasearon triunfalmente por el estadio.

Entonces uno de los espectadores gritó Κάτθανε Διαγόρα, ουκ εις Όλυμπον αναβήση («Ya puedes morir, Diágoras, pues no esperes subir al Olimpo») y Diágoras, lleno de felicidad y reconocido por todos, soltó su último aliento.

Diágoras llevado en hombros por sus dos hijos Damageto y Acusilao tras ser éstos coronados vencedores en los Juegos Olímpicos.