Nunca se da a conocer la identidad del personaje que acompaña al joven.
Finalmente, al sentarse en una banca de una plaza, el joven no aguanta más y decide abandonarlo.
Aquí el narrador y personaje del cuento —un niño o adolescente— atraviesa un obstáculo psicológico que perturba su vida.
[3] Muchos críticos literarios señalan al «paseado», ese personaje que se insinúa pero nunca se muestra, como un hermanito con problemas mentales que avergüenza tanto al hermano mayor como a los padres, aunque ésta es solo una de las posibilidades de interpretación.
Su malestar y vergüenza radica en que pasea a plena luz su parte monstruosa por la ciudad.