[3] Sus orígenes se deben al hermano Francisco de Jesús, quien habiéndose salvado de la muerte tras pertenecer a la Armada Real del rey Carlos II, se dedica a la vida mística y se retira a la montaña.
[5] Esta labor todavía se rememora con la Fiesta de las habas, en la que se ofrece en una romería comida a los asistentes para homenajear el buen acto de los religiosos.
[6] Debido a su previlegiada situación y a sus maravillosas vistas de la ciudad y del valle del Guadalquivir, a principios del siglo XIX el obispo Pedro Antonio de Trevilla se hizo construir un asiento de piedra con vistas hacia la campiña, conociéndose desde entonces como "Sillón del obispo".
No obstante, el 13 de abril de 1836 debido a la Desamortización española, los ermitaños son expulsados del lugar, y aunque compran los terrenos al propietario unos años después, no se han encontrado evidencias de que abandonaran el complejo.
Dicho monumento fue destruido durante una tormenta eléctrica por un rayo en 1969, y tres años más tarde, cuando estaba a punto de ser inaugurado, fue alcanzado por un nuevo rayo, quedando descabezado.