El desarrollo psicomotor es aquel proceso mediante el cual el sujeto adquiere y diferencia un conjunto de funciones de tipo motor, sensitivas-sensoriales, intelectuales y afectivas que le van a permitir obtener una serie de habilidades que le permitirán cumplir las funciones que le corresponden a su edad.
Cuanto más lejos este un niño del promedio es menos probable que sea normal.
Considerar que el desarrollo psicomotor infantil es muy variable, de ahí que son frecuentes las regresiones y las incoherencias (una misma función puede presentar variaciones en su evolución) y las disociaciones en el mismo.
Las disociaciones son frecuentes: retrasos circunscritos a ciertas áreas, mientras las otras se desarrollan bien.
Cuando se valora el desarrollo psicomotriz de un neonato hay que tener en cuenta su edad gestacional.
Hay que tener en cuenta la edad corregida cuando evaluamos el desarrollo de un prematuro.
Además el desarrollo psicomotor sigue siempre una secuencia determinada, de forma que un niño no gateará hasta que previamente no madure el tono muscular cervical, lumbar, etc.
Por ejemplo, aunque las fases en el desarrollo de la pinza manual y la locomoción (sedestación y marcha) están claramente delimitadas, el desarrollo puede ser más rápido en un área que en la otra.
El desarrollo psicomotor en sus diferentes áreas va adquiriendo madurez de forma global pero a distintas velocidades.
Este principio dice que a la actividad de carácter general o en masa, suceden respuestas individuales específicas.
Además de un fenotipo característico las consecuencias conductuales del Down incluyen retraso mental, dificultades en el habla, vocabulario limitado y desarrollo motriz lento.
Numerosas enfermedades genéticas se acompañan de alteraciones del desarrollo psicomotor.
A las 40 semanas se observa aproximación al objeto con el índice (1) y a esa misma edad realiza la pinza, aposición del pulgar, que permite al niño coger la bolita (2).
Incluye el conjunto de reacciones del niño frente a los objetos y diversas situaciones.
Al año comienzan a valorar rudimentariamente la forma y el número de los objetos que le rodean.
A partir de esa edad comienza la estructuración espacial y luego la temporal.
A los 2 años maneja de forma más concreta los objetos, aumenta su memoria, identifica colores y, en general, sus acciones tienen una finalidad.
Preguntan insistentemente sobre las cosas, objetos, etc. A los 5 años pueden resolver problemas simples de tipo geométrico y espacial.
El lenguaje es la facultad comunicativa humana que emplea un código (lengua) convencional, arbitrario, lineal y econó- mico, basado en señales sonoras; éstas, además, se pueden convertir a las modalidades visuo-gráficas y táctiles.
La presencia de movimientos oculares erráticos, desorganizados, continuos, rotatorios, etc debemos sospechar una ambliopía o ceguera.
Ante un olor fuerte el neonato responde apartando la cabeza o haciendo algún tipo de mueca.