La mayoría de las desaladoras existentes en España extraen agua salobres (52,9%) y la transforman en agua dulce y potable lista para el consumo humano y/o para el riego.
[1] Aproximadamente el 10% del consumo de agua en España[2] se obtiene de la desalación y se prevé que aumente en las próximas décadas.
La primera desaladora construida en España fue en Lanzarote en 1964 y producía 2500 metros cúbicos de agua al día.
[3] Sin la desalación habría sido imposible el actual desarrollo económico de las islas orientales canarias.
En el año 2005 se lanzó un plan para construir más plantas desaladoras en el Levante español, pero la demanda real fue menor de la esperada, y muchas se vieron obligadas a reducir su producción[5] (hasta un 12 o 15% de su capacidad).