[4] Dos miembros del elenco principal fueron arrestados por distintos hechos delictivos durante el rodaje.
[3] Con esta película Carlos Saura análoga de la época franquista que había mostrado en su película Los golfos mostrando el cambio sociopolítico y económico producido entre los veinte años que separan a ambas películas en donde los maletillas de antes son drogadictos y gente a la deriva.
[6] Esta es la dicotomía que se refleja en la imagen recurrente de los trenes que atraviesan el horizonte —una visión perenne del suburbio de vivienda pública de extrarradio, donde Pablo y Ángela viven— una bifurcación visual que ilustra, no sólo su marginalidad socioeconómica, sino también pone en evidencia su fisura moral irreparable.
[9] La película tuvo excelentes críticas en Madrid y fue el mayor éxito del productor Elías Querejeta durante sus quince años de colaboración con Carlos Saura.
[10] En España, el conservador diario ABC criticó la película por su realismo social y acusó a Saura de pagar a sus actores con drogas duras, cosa posteriormente confirmada por Enrique San Francisco en una entrevista para el diario El Comercio.