Sobre ellas se sitúa un lucernario corrido para evacuar los humos de las locomotoras.
El depósito que existe actualmente es el segundo de los proyectados, ya que en 1860 el ingeniero francés Désiré-Jules Lesguillier diseñó dos depósitos de máquinas circulares que no llegaron a construirse.
El existente fue proyectado por Théopile Luc Ricour, otro ingeniero francés discípulo del anterior, en 1863.
Hoy en día es, casi con seguridad, el único ejemplo de su categoría que ha sobrevivido en Europa a las guerras del siglo XX,[1] aunque se encuentra en bastante mal estado por el prolongado desuso, en particular, paradójicamente, el ala más moderna, de hormigón, por sufrir un fuerte proceso de aluminosis.
Los planes de remodelación urbana de la zona por el soterramiento del ferrocarril no afectan a este emblemático edificio, previendo su mantenimiento para usos públicos.