Las dos primeras formas -referendos e iniciativas- son ejemplos de legislación directa.
Un gobierno es elegido, pero a diferencia del sistema representativo, se disponen de unos mecanismos vinculantes de control, donde el pueblo toma el poder y puede vetar leyes del parlamento, o proponer nuevas leyes, que posteriormente serán sometidas a referéndum vinculante.
Existen otros mecanismos como la revocatoria de mandato, la avocación y el plebiscito.
En los últimos 120 años más de 240 iniciativas han sido votadas en referéndum.
Aunque inicialmente Liechtenstein se inspiró en el modelo suizo, tiene hoy bastantes más elementos de democracia directa que el país helvético,[3] y está clasificado en los primeros puestos del índice de democracia directa elaborado por Initiative and Referendum Institute Europe.