Entre los dioses que podrían incluirse en esta categoría están Osiris, Adonis, Tammuz, Fénix, Dioniso, Cristo u Odín.
Las diosas que entraron al reino de los muertos y volvieron incluyen a Inanna (también conocida como Ishtar), cuyo culto se remonta al 4000 a. C., y Perséfone, la figura central de los misterios eleusinos, cuyo culto puede datar del 1700 a. C. como la diosa sin nombre adorada en Creta.
Estos rituales estaban estrechamente relacionados con el ciclo de las estaciones, como cuando las mujeres atenienses plantaban jardines de Adonis en macetas y entonces, cuando los brotes crecidos se secaban al calor del verano, lloraban por la muerte del dios.
Para el siglo XX, este giro espiritualizador hacia la hipótesis del dios universal de muerte y resurrección se había hecho hueco en el discurso popular.
Detienne postula que estas relaciones incluían la seducción, el engaño, la glotonería y las preocupaciones del parto.
De forma similar, una deidad como Osiris, cuyas funciones se relacionan con las cosechas y los muertos más que con las especias y el amor, exigirían una interpretación muy diferente, a pesar del rasgo común de haber muerto.