Esta anomalía genética transmitida como rasgo autosómico recesivo se caracteriza por un bajo nivel sérico de cobre y de ceruloplasmina (por el daño hepático, no por la propia enfermedad), mientras que aumenta el cobre en orina y en los tejidos.[5] A menos que se establezca un tratamiento la enfermedad causa la muerte precozmente.Existen otros medicamentos bajo investigación que se fijan al cobre sin afectar la función neurológica.Esta consiste fundamentalmente en controlar la ingestión de alimentos que contengan cobre.Alimentos ricos en cobre: chocolate y todos sus derivados, vísceras en general (hígado, riñón, mollejas, corazón, sesos) todos los patés, frutos secos (nueces, almendras, maní, etc.), frutas deshidratadas, brocoli o brecol, verduras oscuras (se desaconsejan los caldos con muchas verduras), pescados, mariscos, champiñones, entre otros.