Definiciones de fascismo

Nos fijaremos en dos factores, que sin ser desde luego los únicos, ni quizá los de más profundidad, han influido considerablemente en la universalización del fascismo.

El fascismo, como fenómeno mundial, no es hijo de una fe ecuménica, irradiada proféticamente por nadie.

Es más bien un concepto que recoge una actitud mundial, que señala una coincidencia amplísima en la manera de acercarse el hombre de nuestra época a las cuestiones políticas, sociales y económicas más altas.

Pero hay en esa actitud mundial zonas irreductibles, que son las primeras en denunciar la no universalidad originaria del fascismo.

La primera incompatibilidad de tipo irresoluble del fascismo se manifiesta frente a los marxistas.

Respecto a la disciplina, convirtiéndola en liberación, en eficacia y en grandeza del hombre.

Se formó en la pequeña burguesía, en el lumpenproletariado y hasta cierto punto también en las masas proletarias; Mussolini, un ex-socialista, es un self-made man (persona que se ha hecho a sí misma) producto de este movimiento.

Llevó a cabo el golpe con la colaboración de fuerzas estatales y militares.

Mussolini tuvo dificultades para reconciliar a muchas viejas instituciones militares con las milicias fascistas.

El fascismo aparece con la llegada del capitalismo a su etapa monopolista para frenar el ascenso del movimiento obrero y tratar de superar la crisis que tal etapa engendra inevitablemente.

Pero el fascismo no es sólo una ideología; el fascismo no está representado sólo, ni siquiera principalmente, por determinados grupos o partidos de extrema derecha, chovinistas o racistas.

Es la superestructura política que adoptan los países imperialistas, de manera que si la democracia burguesa corresponde al capitalismo premonopolista, el fascismo es la forma de Estado del capitalismo monopolista.

En consecuencia, no es un fenómeno político limitado al momento transcurrido entre las dos guerras mundiales del siglo XX, sino una tendencia permanente y general de todos los países capitalistas.

Mariátegui vio el fascismo como una respuesta del gran capital a una crisis social profunda, como la expresión de que la clase dominante no se siente ya suficientemente defendida por sus instituciones democráticas por lo que culpa ante las masas de todos los males de la patria, al régimen parlamentario y a la lucha revolucionaria, y desata el culto a la violencia y al nuevo orden del estado fascista, concebido como estructura autoritaria vertical de corporaciones.

Mariátegui vislumbró cómo el triunfo del fascismo estaba inevitablemente destinado a exasperar la crisis europea y mundial.

Por este motivo hay historiadores como Enzo Collotti que proponen hablar de facismos, en plural.

[12]​ Según Griffin: También según Griffin, durante los años 1990 se desarrolló un amplio consenso académico en el ámbito de las ciencias sociales dentro del mundo angloparlante, centrado en la siguiente definición de fascismo: Griffin afirma que la definición anterior puede condensarse en una sola frase: La palabra palingenésico se refiere a la noción de renacimiento (en este caso, renacimiento nacional), y tiene un significado similar a los términos "apocalíptico" y "milenario", aunque sin connotaciones religiosas.

[16]​ En su libro más reciente Quién es fascista (2019) ha propuesto el siguiente «mapa conceptual» del fascismo configurado por diez elementos:[17]​ «Dimensión organizativa 1.

[19]​ desciende directamente de la visión presentada por Ernesto Laclau, y también está informada por un deseo de ajustarse a lo que él cree que son deficiencias en los análisis marxistas, weberianos y otros del fascismo:

El politólogo italiano Norberto Bobbio ha propuesto la siguiente definición del fascismo:[20]​

Asimismo el año anterior había llegado al poder en Italia Silvio Berlusconi que había abierto las puertas al neofascista Movimiento Social Italiano a punto de transformarse en la posfascista Alianza Nacional.

Según Gentile, «no podemos prescindir del fascismo histórico para definir quién es fascista o usar el término "fascista" para movimientos políticos que no presentan en absoluto sus características peculiares, o incluso tienen características opuestas al fascismo histórico» («partido milicia, régimen totalitario, religión política, regimentación de la población, militarismo integral, preparación belicosa a la expansión imperial»).

2. m. Doctrina del fascismo italiano y de los movimientos políticos similares surgidos en otros países.

Así, ya en 1944, George Orwell afirmaba que: Entre los autores que comparten esta visión se encuentran entre otros Steven Forti, Stanley Payne, Emilio Gentile o Roger Griffin, quien afirmaba que «el término fascismo sufrió una inflación semántica y, cuanto más lo usaba la gente, su valor como concepto se devaluaba más, como una divisa sin valor»[30]​.

Foto oficial del encuentro entre Benito Mussolini y Adolf Hitler que tuvo lugar en Munich en junio de 1940 para formalizar la entrada de la Italia fascista en la Segunda Guerra Mundial del lado de la Alemania nazi .