El tendón extensor se trifurca en cintillas que llegan a insertarse distalmente en la última falange.
La función de estos tendones es extender el dedo, tal como ocurre al abrir la mano.
Por su asociación a traumas deportivos se le llama con frecuencia dedo de pelotero.
Con frecuencia se forman callos alrededor del dedo afectado y verrugas plantares.
Ocasionalmente, se trata quirúrgicamente, para casos más severos, aunque no hay pruebas suficientes para determinar cuándo está indicada la cirugía,[7] por medio de artroplastia (retirando uno o más huesos del dedo) o artrodesis (reubicación de los huesos).