Darío Pérez-Flores

Ese mismo año, Darío realiza sus primeros trabajos cinéticos con movimiento vertical, esculturas de plexiglás con elementos móviles intercambiables, completamente incoloros.

En 1973, Darío introduce sus primeros relieves, tramas móviles motorizadas, cuyas líneas blancas se mueven al mismo tiempo vertical y horizontalmente sobre un fondo oscuro, produciendo una relación espacial interesante.

Darío lee la mayor parte de la literatura sobre la teoría del color, pero su observación de los tonos de color en la naturaleza y su percepción del cambio con las estaciones europeas (que son nuevas para él) le hacen comprender que hay mucha más información sobre el color que sucede a nuestro alrededor.

Luego de los primeros trabajos en escultura, elementos móviles en metal y acrílico, elaboró sus primeros relieves, tramas móviles accionados por motores, cuyas líneas se mueven al mismo tiempo en sentido vertical y horizontal sobre un fondo, modificando de esta manera la relación espacio-profundidad-color.

Estos trabajos crean una vibración óptica sutil que atrae al espectador hacia su centro, estimulado por una emoción visual y misteriosa.

Estas pinturas son altamente estructuradas, con líneas verticales de color impecablemente pintadas, como si hubieran sido generadas por un computador.

En otras piezas, usa motores que cambian de forma a diferentes velocidades, creando una vibración visual por el movimiento generado.

En su planteamiento reciente, Pérez-Flores intenta superar sus estructuras matemáticas con una manipulación ilustrada del espacio ofreciendo un sistema de la plasticidad formal.