Daniel Fernández Méndez

Desde muy pequeños, su padre José Fernández Viveros, les enseñó a jugar béisbol.Debido a su situación económica, jugaban con pelotas hechas con bolas de papel periódico envueltas con hilos que su mamá, Anastasia Méndez, usaba para tejer.Aproximadamente a los 10 años, jugaba en un equipo regional infantil, un amigo de su padre quedó sorprendido con las facultades de él y sus hermanos y les comentó que tenía un conocido en la Liga Veracruzana, donde seguro podrían destacar.Poco después recibió la noticia de que había sido contratado por los Diablos Rojos del México, aunque lo mandaron a sus sucursales en Sonora.Se ganó el reconocimiento de la afición y fue nominado a novato del año, sin embargo, llegó un jugador extranjero y fue mandado a la banca, por lo que no alcanzó los turnos para recibir dicho premio.