El Gobierno central señala los otros doce días festivos, pero reglamentariamente se determinan algunos de estos festivos de ámbito nacional como fiestas nacionales sustituibles, posibilitando que cada comunidad autónoma pueda sustituir uno o varios de estos días para señalar aquellas fiestas que por tradición les sean propias.
[2] [3] El 25 de octubre tenía ya con anterioridad a 1979 un especial simbolismo político para los vascos.
Sin embargo, en contra de lo que pudiera parecer por el nombre y aparente espíritu de dicha ley, esta fecha sería considerada a posterioridad por carlistas y nacionalistas vascos, como el principio del fin del régimen foral, que a partir del desarrollo de dicha ley empezó a ser erosionado por el Gobierno Central.
[7] También contaba con la firme oposición de la izquierda abertzale que había quedado fuera del Parlamento por su ilegalización y cuya ausencia del mismo había precisamente permitido que el parlamento tuviera una mayoría política constitucionalista.
Los partidos nacionalistas vascos se oponían a su consideración como día festivo por diversos motivos; en el caso de la izquierda abertzale, por su oposición directa al Estatuto de Autonomía; desde otros ámbitos nacionalistas, sin estar en contra del Estatuto, se consideraba que el estatuto de 1979 había sido desnaturalizado o incumplido por parte del Gobierno Central o que era actualmente utilizado por los constitucionalistas como una barrera contra el derecho de autodeterminación, por lo que no debía celebrarse.
Por todo ello fue eliminada en la siguiente legislatura, cuando se produjo un cambio en el partido al frente del Gobierno Vasco.