La cueva, tiene un emplazamiento privilegiado; orientada al sur, desde ella se tiene una visión panorámica de toda la zona costera que haría de este enclave un lugar privilegiado para un santuario rupestre.Poco después, en abril de 1971, un especialista en pintura rupestre, Javier Fortea, visitó la cueva en compañía de Manuel Giménez Gómez; realizó el estudio mediante calcos y fotografías; y posteriormente, en 1971, saldrá a la luz la publicación de los trabajos.Las patas delanteras del toro se representan solamente hasta las articulaciones y los cuartos traseros se atisban con dos pequeños trazos; la línea que representa el vientre está incompleta y presenta el convencionalismo conocido como “vientre grávido” o “M ventral”; en el interior de la figura aparece un trazo que podría interpretarse como el pelaje.Por otra parte, el estudio realizado por José Luis Sanchidrián, con base en la asociación de ideomorfos con la figura principal, sitúa las pinturas en el Solutrense evolucionado.Actualmente, "Las pinturas rupestres presentan modificaciones superficiales como: cambio cromático en el primer grupo de pinturas, debido a los factores climáticos, eflorescencia salina y pérdida del pigmento por disolución debido a la caída del agua en el segundo grupo de pinturas; otras alteraciones como exfoliación en el segundo grupo debido a fenómenos de descamación de la roca y por último presentan alteraciones antrópicas como depósitos de cera y graffitis".
Vista panorámica de la costa desde la entrada de la Cueva.