Su formación se debe a la erosión del río Tíscar, que ha excavado una profunda garganta por donde transcurre mediante saltos, cascadas y fuentes, para confluir en el llamado Pilón Azul, situado en las proximidades de la aldea de Belerda.El agua aparece y desaparece en este tramo, y se precipita filtrándose en la roca creando a su paso cuevas, fuentes y cascadas, en el que se han encontrado pinturas rupestres, la huella de sus primeros habitantes.[3] En la oquedad y su entorno destaca la presencia de vegetación asociada a la roca y que precisa de humedad, como culantrillos, hiedras y flor de viuda.Los árabes decidieron entonces arrojar la talla a la Cueva del Agua desde la Peña Negra, hasta en siete ocasiones, todas las cuales retornaba a su camarín tras el lanzamiento.Hasta una última vez, en la que la imagen se destrozó, pero recuperada la fortaleza por parte de los cristianos, recogieron los pedazos en la cueva y la llevaron a restaurar a Toledo, que, de manera también milagrosa, retornaron a Tíscar restaurados en la talla original.