En 1603 se construyó una capilla dedicada a San Ignacio al lado de la cueva.
En el siglo XVII se construyó una iglesia como vestíbulo de la cueva.
En 1915-18 se reformó con abundante decoración artística la nave que forma el pasadizo entre la iglesia y la cueva.
También son notables unas cruces marcadas sobre la piedra viva donde rezaba, según la tradición, atribuidas al mismo san Ignacio.
Las capillas laterales están decoradas con mosaicos de Marko Ivan Rupnik.