Cueva Apolo 11

Las losas encontradas en la cueva se conocen como las «Piedras del Apolo 11».

Además de las placas, la cueva contenía varias pinturas blancas y rojas.

El tema de las pinturas iba desde simples patrones geométricos hasta abejas, que todavía son una molestia para el viajero incauto.

Los grabados consistían en representaciones de animales así como en simples patrones geométricos.

Su hogar, tiempo más tarde, entraría a formar parte del Museo Nacional de Namibia.

Según la información recogida por Wendt, el hallazgo arqueológico se ubicaba en un valle que desemboca en el desfiladero.

Estas imágenes han sido interpretadas de diversas maneras como felinos y /o bóvidos, observándose que uno es una cebra, una jirafa o un avestruz, lo que demuestra la naturaleza ambigua de las representaciones.

Originalmente se reportaron edades radiocarbónicas de 8-26 ka para estos niveles (Wendt 1974, 1976), con cuatro fechas datadas (PTA-1040, KN-I 813, KN-2056 y KN-2115), indicando una edad media de 28,5 ± 0,59 ka para los depósitos que rodean las placas (Wendt 1974, 1976).

En 2013-2014, se analizaron dichas placas, teniendo como resultados que correspondían a las descripciones originales de Wendt, y se hace un análisis comentando del estado y conservación de las piezas actualmente.

Los dibujos pueden ser una cabra o un rinoceronte negro en AP4 y antílope en AP5.

Para encontrar una interpretación del arte rupestre en Namibia, se han aplicado analogías etnográficas, habiendo problemas debido al escaso contacto entre las tribus indígenas y los investigadores.

Aunque esto sea un conflicto, el legado de este movimiento artístico-cultural, ha hecho que los investigadores puedan comprender la situación social, política, económica, en la que vivían los seres humanos que realizaron estas manifestaciones pictóricas, teniendo una datación del 30.000 al 25.000 de antes de nuestra era.

Por otro lado, la segunda interpretación es la visión empírica, basándose en los contextos naturales, dando explicaciones de por qué se realizó el arte rupestre en ese lugar, relacionándose con las características de la tribu o del entorno.

La primera aparición no es anterior al 35 ka con adornos personales, cáscaras de huevos decoradas…, sirviendo como intercambio cultural, para establecer lazos sociales, con el fin de obtener algo a cambio.

Esto hace pensar que pudo haber una noción de unidad social en esos primeros grupos cazadores recolectores.