El cuestor del sagrado palacio (en latín, quaestor sacri palatii) fue un cargo público que existió durante el Bajo Imperio romano y el posterior Imperio bizantino dentro del gobierno central.
[1] Su denominación derivaba de los quaestores Augusti (posteriormente denominados questores candidati) existentes durante el Principado y que tenían el privilegio de hablar al senado en nombre del emperador.
Los primeros titulares conocidos fueron Flavio Tauro, Montio y Leoncio, los tres atestiguados para 354 bajo el gobierno de Constancio II.
[2] Era una persona de plena confianza del emperador que contaba con excepcionales dotes para la oratoria y cuya función inicial consistía en hacer de portavoz suyo y enviado personal para asuntos delicados o incluso, peligrosos.
[4] El cargo se mantuvo en vigor y con las mismas atribuciones dentro del Imperio bizantino hasta el siglo VIII cuando sus funciones en la elaboración y redacción de las leyes fueron asumidas por otros funcionarios.