Obviamente en medio de la enorme crisis política, el primer ministro Felicjan Sławoj Składkowski presentó su renuncia de una manera bastante extravagante, aunque al final el presidente Mościcki decide negarse a aceptarla.
[3][4] Durante el traslado del cuerpo, el párroco de la catedral, el dr. Stanisław Domasik, estuvo presente, firmando las actas correspondientes del traslado[5] Al estallar el conflicto alrededor de la sepultura del mariscal, se suscitó una enorme controversia debido a que Sapieha había tenido profundas diferencias políticas con Pilsudski y el régimen de la Sanacja.
Esto llegó incluso a oídos del Vaticano quien a través del nuncio apostólico Filippo Cortesi le hicieron un fuerte llamado de atención al príncipe-arzobispo.
El conflicto terminó tras una sesión del Sejm, donde se afirmó que el arzobispo de Cracovia había presentado sus disculpas al presidente Moscicki.
Sin embargo, el príncipe-arzobispo Sapieha argumentó que estaba obligado a ordenar el traslado por la ley de la iglesia y su propia conciencia, según la cual, como principal responsable de la catedral de Wawel, estaba obligado a cuidar la sacralidad del recinto y lo previamente acordado.