La unificación italiana del siglo XIX tuvo como gran enemigo al Imperio austrohúngaro, que controlaba el norte de la península itálica.
Tras una larga lucha, los italianos comenzaron a perder terreno, ya sin remedio cuando el ejército rojo llegó al país (que a pesar del apoyo soviético fue el único capaz de organizar una reconquista del territorio en vez de esperar la liberación aliada).
Istria, Fiume/Rijeka y Dalmacia pasaron a estar bajo control yugoslavo, mientras los alrededores de Trieste eran coadministrados.
Muchos italianos y colaboracionistas sufrieron con ello una dura persecución la conocida como masacre de las foibe con el subsecuente éxodo étnico.
Las tensión llegó a causar incidentes como el asesinato del general británico De Winton por Maria Pasquinelli en represalia.