Posteriormente, el peso de la turba le había fracturado un fémur y parte del cráneo.
[1] En 1947 fue encontrado a casi un kilómetro otro cadáver, femenino y mucho más descompuesto.
Se encontraba tumbada boca abajo, con una pierna flexionada, y estaba envuelta en una gran capa de lana.
Unos agujeros en un borde y un cordón de cuero revelaron más tarde que se trataba más bien de una falda larga.
Al igual que en el caso anterior, el cráneo había sido aplastado por el peso de la turba y la desmineralización de los huesos.